Román Lozinski

Román Lozinski: periodismo cabal

La historia personal de Román Lozinski proviene de las heridas históricas del siglo XX. Sus abuelos paternos de origen polaco salieron huyendo de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Sus abuelos maternos hicieron lo propio de Asturias a causa de la Guerra Civil Española. El lugar de encuentro y recuperación de ambas familias sería Venezuela, donde al cabo de los años su padre terminaría siendo campeón de bolas criollas y dominó en el Centro Asturiano de Caracas. Un ejemplo ilustrativo de una feliz asimilación. Venezuela era en aquel entonces una zona de sutura para muchos inmigrantes que no solo recompusieron sus vidas, sino que crearon otras que le otorgaron consistencia a un país hecho de muchos países.

Hijo de María Dolores Valle y Román Adam Lozinski, el periodista Román Lozinski nació en la Policlínica Las Mercedes de Caracas el siete de octubre de 1971. Desde kínder hasta el quinto año de secundaria estudió en el Colegio San Ignacio, lo cual le permitió adquirir el diploma Senior, tan importante para él como el título de bachiller. “Aún piso mi colegio y me siento en casa”, afirma con sentido de pertenencia y orgullo ignaciano. Varios profesores permanecen en los recuerdos de aquella época colegial: su maestra Andara de kínder; Laura, su primer amor platónico; el profesor Martín, quien inspiraba un respeto que lindaba con el miedo en sus clases de matemáticas, y, en especial, el profesor de Química, Palmiro, poseedor de un humor negro y de una inteligencia que le conferían un aura de sabiduría entre sus alumnos. Confiesa que sus materias preferidas eran Biología y Castellano, y también que desde esos días de estudio concibió la lectura como una práctica indispensable no solo para la recreación, sino para la formación personal. “Para un periodista la lectura es fundamental: la base sobre la que se sostiene todo su trabajo”.

Graduado en Publicidad por el Instituto Universitario Nuevas Profesiones y en Comunicación Social por la Universidad Católica Santa Rosa, Román Lozinski se estrenó en el circuito La Mega en 1992, como asistente de producción en el programa Cualquier cosa, conducido por Eli Bravo. Le tocaron unos años de mucha innovación y audiencia en los que La Mega era un referente para el público juvenil. También tuvo su primer programa de radio, La Lonchera de La Mega, con Marian River, que luego condujo con Camila Canabal.

Mientras seguía haciendo radio, Lozinski realizó varios comerciales de televisión y llegó a ser ancla en 2005 de Zona Otaku, un programa infantil de Televen, donde tenía que salir por pocos minutos, todas las tardes de lunes a viernes, sin ningún tipo de guion, y rodeado de niños de campamentos. Fue uno de los mayores ejercicios de improvisación de su vida, poco antes de formar parte del canal que sería su hogar por muchos años: Globovisión. Allí aparece por primera vez en Es noticia, luego pasa a Es noticia en la web y finalmente integra en 2009 el Noticiario Estelar de la noche junto a la periodista Gladys Rodríguez. Fue en ese canal donde terminará consolidando su imagen pública, hasta que un cambio en la línea editorial de la empresa lo obligará en 2013 a buscar otros derroteros profesionales, entre los que destaca su paso por RunRun.es, con Nelson Bocaranda.

Casado con la también periodista y locutora Anna Vaccarella, y padre de las morochas Isabella y Sofía, Román Lozinski continúa ejerciendo su labor periodística en Éxitos y Unión Radio, y desde noviembre de 2016 forma parte de IVC, conduciendo el programa Intermedios. Allí, como es ya costumbre en su quehacer infatigable, produce todo lo que hace: lee, indaga, prepara, redacta los guiones. Nada es dejado al azar en una profesión asumida como un compromiso con la necesidad de la gente de estar informada en un país con graves dificultades de comunicación.

Con más de veinte años de experiencia repartidos en radio y televisión, Lozinski posee ya algunas ideas sobre el oficio que comparte a manera de consejos: “En cualquier profesión, el éxito radica en tres elementos fundamentales: la preparación, la experiencia y la guataca –que yo defino como el ser bueno para algo. Estoy convencido de que en la educación está la salida de nuestra crisis. Y sí, entiendo que esa salida puede llevar años, décadas, pero en algún momento debe comenzar. La educación es esencial para recomponer la sociedad”. Hijo de inmigrantes que lograron sobreponerse con trabajo, sacrificio y paciencia a los avatares de una historia marcada por la tragedia, Román Lozinski está consciente de que los avances en materia educativa requieren una velocidad ajena a los apresuramientos, de modo que puedan producir verdaderos y duraderos cambios sociales.   

Luis Yslas

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