Francisco Blavia: pasión guara
Los orígenes de una pasión pueden hallarse en los lugares más inesperados y distantes. Los del periodista deportivo Francisco Blavia se encuentran en un viejo cuaderno de su infancia. En esas hojas solía escribir a los siete años apuntes sobre los equipos de béisbol de las Grandes Ligas, sin siquiera imaginar que estaba trazando las primeras líneas de un oficio que no ha dejado de depararle satisfacciones y aprendizajes.
Oriundo de Barquisimeto, Francisco Blavia, mejor conocido como Panchi entre sus allegados, nació el 5 de marzo de 1972. Pasó por varios colegios de su ciudad natal a causa de diversas mudanzas familiares, pero también debido a sus problemas de conducta que fueron componiéndose con la edad, y en especial, cuando ingresó al colegio Andrés Eloy Blanco, donde recibió un tipo de educación menos rígida que la de sus anteriores colegios. De esos años de “irresponsable felicidad”, atesora en la memoria a las profesoras Juanita Colmenares y Amparo Rojas, quienes lograron inculcarle conocimientos y valores que dice haber aplicado no solo en su carrera universitaria y profesional, sino en su rol de padre de dos hijas, Joaquina Valentina y Guillermina Valentina, al lado de su esposa, la locutora venezolana Camila Canabal.
Uno de los profesionales que lo inició en el ámbito de los deportes fue el comentarista de los Cardenales de Lara, Fernando Guédez, amigo de la familia, quien acostumbraba llevarlo a la caseta de transmisión del estadio Antonio Herrera Gutiérrez. Por esos días y con apenas diez años, Blavia pudo admirar en vivo y directo el trabajo del reconocido periodista Rubén Mijares, quien luego sería uno de sus maestros tutelares. Ese primer roce con el mundo de los comentaristas deportivos encendería en él un interés por el oficio que, años después, lo llevaría a estudiar Comunicación Social en la Universidad Cecilio Acosta.
Será precisamente Fernando Guédez quien lo acompañará en su primer programa televisivo: La Pelota es Redonda, transmitido por el canal regional Promar TV en 1991, que en aquel entonces era una productora independiente llamada Mariano & CO. Blavia también participó en el programa deportivo Play Ball y como columnista del diario El Informador. Asimismo, estuvo una temporada como asesor editorial de Últimas Noticias y formó parte del circuito de Los Cardenales de Lara, una de las experiencias que recuerda con mayor aprecio, pues pudo disfrutar –y comentar– el triunfo de su equipo durante dos años consecutivos, e incluso cubrir su victoria en la Serie del Caribe.
Con los años decide mudarse a Caracas y trabajar en Radio Caracas Televisión, donde integra el staff de periodistas deportivos. Allí le tocó vivir, y transmitir, la efervescencia futbolística suscitada por el buen desempeño de la selección nacional, cuando el canal tenía la exclusividad de las transmisiones para Venezuela. Sin embargo, con motivo del cierre de RCTV, en 2009 tomó la decisión de mudarse con su esposa y sus hijas a Norteamérica, donde encuentran la estabilidad laboral que habían perdido en Venezuela.
Desde hace más de siete años, Francisco Blavia reside en Estados Unidos, país en el que ha logrado desarrollar su carrera en Directv Sports Latinoamérica. Allí forma parte del programa Fútbol Total, al lado de un panel de especialistas –en su mayoría periodistas sureños– de los que dice haber aprendido mucho en el área y con quienes ha creado una suerte de camaradería profesional. También le ha tocado cubrir las Olimpiadas de Londres 2012 y las de Río 2016, así como el triunfo de la selección venezolana de baloncesto en el torneo preolímpico de básquet FIBA Américas 2015, celebrado en Ciudad de México.
En esta entrega para Guao, el comentarista deportivo con más de 25 años de experiencia se detiene en varios momentos de su etapa escolar, reconociendo la importancia de la lectura, las amistades, la disciplina, la responsabilidad, y, sobre todo, subrayando la relevancia de los verdaderos artífices de la educación recibida; aquellos maestros y profesores con quienes aún mantiene una relación cercana. Queda aún mucho camino por recorrer en esas dos labores que Francisco Blavia reconoce como las pasiones esenciales de su vida: el oficio periodístico y su familia.
Luis Yslas