Aunque la UNESCO sugiere el 5 de octubre como Día Mundial de los Docentes, algunos países prefieren elegir una fecha más ajustada a sus propias luchas y logros educativos.
Tal es el caso de Venezuela, donde el Día del Maestro se celebra el 15 de enero, en conmemoración de aquel día de 1932 cuando un grupo de educadores, liderados por Miguel Suniaga y Luis Beltrán Prieto Figueroa, conformaron en el edificio Vargas –en la caraqueña esquina de Cují– una asociación en defensa de los derechos laborales de los maestros, como reacción a la injerencia del gobierno gomecista en sus decisiones gremiales. Ese 15 de enero se funda la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Pública, que proponía mejorar las condiciones salariales de los educadores, modernizar la enseñanza y proteger al niño venezolano.
Como era de esperarse, Juan Vicente Gómez ordenó a los maestros adscritos al Ministerio de Instrucción Pública separarse de la SVMIP. Esto obligó a muchos educadores y simpatizantes de la nueva sociedad a actuar de manera clandestina, hasta la muerte del dictador en 1936. Ese año se convoca una asamblea donde se crea la Federación Venezolana de Maestros y durante el gobierno de Isaías Medina Angarita se decreta oficialmente la celebración del Día del Maestro el 15 de enero.
Conmemorar es hacer memoria.