María Guinand Quintero: Educadora musical
Se necesitaría un libro voluminoso y sonoro para dar cuenta de todo el trabajo realizado por María Guinand Quintero en pro de la cultura musical, tanto en Venezuela como en el resto del mundo. La actual directora de la Fundación Schola Cantorum de Venezuela, especialista en composición y educación musical, musicología, dirección coral, piano y canto, describe en esta entrega para Guao parte de esa experiencia que le ha permitido reflexionar sobre el arte de enseñar, oficio al cual se entregó desde muy joven como una manera de propagar los valores que la música concita.
Desde su nacimiento en Caracas el 3 de junio de 1953, María Guinand fue acunada en un ambiente familiar donde la música constituía una huella de identidad que se remonta, por la rama materna, hasta sus bisabuelos, Manuel Guadalajara y Mercedes García, músicos reconocidos en la Caracas de finales del siglo XIX. Asimismo, el espíritu educativo que reinaba en su hogar fue una influencia significativa. En su familia hubo grandes mujeres educadoras, entre ellas su abuela paterna, Delfina de Guinand, encargada de iniciarla en las primeras letras. Y también su propia madre, quien, luego de criar a sus hijos, decidió ir a la universidad a estudiar Educación. “He tenido la fortuna –confiesa– de estar rodeada desde muy niña por personas para quienes la educación era una herramienta fundamental en la vida y el crecimiento de los seres humanos”. Ese amor por el conocimiento compartido le permitirá combinar, años después, dos de sus vocaciones principales: enseñar a los jóvenes la riqueza y la belleza de la música.
Paralelamente a sus estudios en el colegio San José de Tarbes de El Paraíso, María Guinand recibió lecciones de piano de Alberto Grau y Cristina Vidal de Pereira, y asistió a clases en la Escuela de Música Juan Manuel Olivares, en el Conservatorio Nacional de Música Juan José Landaeta y en la Escuela de Canto Coral de la Orquesta Nacional Juvenil. De esa época de intenso aprendizaje, recuerda el día en que su abuelo la llevó tomada de la mano a recorrer la capilla de su colegio, edificación que él mismo había diseñado. Su abuelo le iba mostrando cómo se iba desarrollando la construcción y ella lo escuchaba absorta, descubriendo en ese recinto sagrado una fascinación que sería de por vida. “Para mí, las capillas, las iglesias, los templos son también mi templo musical”, asegura.
A temprana edad, María Guinand entendió que había recibido una educación privilegiada, y que se sentía por ello comprometida a dar a los demás parte de lo recibido. Por eso desde muy joven participó en actividades extracurriculares como centros de estudiantes, clases de catecismos y campañas de alfabetización, incorporando a su entusiasmo por la música y la educación, el compromiso social.
En 1971, ingresa a la Universidad Católica Andrés Bello para cursar Física y Matemáticas. Sin embargo, luego de haber escuchado una noche el concierto para piano y orquesta de Tchaikovski en el Teatro Municipal, se convence de lo que realmente desea ser: educadora de música. Al año siguiente funda la Coral del Colegio San José de Tarbes y viaja a la Universidad de Bristol, en Inglaterra, a completar sus estudios musicales. Allí obtiene la licenciatura en 1976 y la maestría en 1982. También, en 1980, se hace con el diploma como directora coral en el Conservatorio de la Orquesta Nacional Juvenil.
Aunque dedicada en exclusividad a la Fundación Schola Cantorum, María Guinand lleva una vida académica plena de viajes, asesorías, talleres y conciertos. Es una de las responsables del programa de la maestría de Dirección Coral de la Universidad Simón Bolívar desde hace veinte años, y ha sido vicepresidente para Latinoamérica de la Federación Internacional para la Música Coral, entre numerosos cargos, publicaciones, fundaciones, asesorías, enseñanzas y actividades a lo largo de una exitosa carrera que no ha dejado de sembrar música a su paso. Es, sin lugar a dudas, una de las artistas, educadoras y gerentes culturales más reconocidas por diversas instituciones nacionales e internacionales en el ámbito musical.
“El trabajo coral es uno de los trabajos más bellos para iniciar a un alumno dentro de un grupo –afirma Guinand a propósito de su labor– porque consiste en sumar su voz a la voz de los demás, y hacer de un coro, un todo. De la mano de un buen guía, de un maestro creativo, es posible lograr que todas esas voces se amalgamen en un solo objetivo: producir un hermosísimo sonido”. Palabras que resumen una vida dedicada a una educación musical cuyo sentido ha sido enriquecer las individualidades para mejorar el sonido colectivo.
Luis Yslas