Parte de una buena educación es forjar relaciones de confianza con los alumnos y contribuir a formar su carácter. Un verdadero educador sabe que lo que diga a sus alumnos y la forma cómo lo diga podría afectar sus decisiones e incluso cambiar sus vidas. Los profesores deben aplicar las siguientes técnicas:
- Marco positivo. Corrija de forma coherente y positiva, y sitúe sus observaciones en el marco general del mundo que quiere hacer ver a los alumnos. Concéntrese en lo que ahora son capaces de hacer, espere siempre lo mejor y tenga una narrativa positiva.
- Elogio preciso. Reconozca las conductas fuera de lo común y no simplemente el deber cumplido. Se deben elogiar conductas que el alumno pueda controlar, no los rasgos o características innatas. El elogio debe ser sincero y hacerse en voz alta y la crítica en voz baja.
- Afectuoso-estricto. Sea estricto para lograr todo lo que hay que hacer en la hora de clase, pero a la vez trátelos afectuosamente.
- El factor alegría. Haga su trabajo con porciones generosas de energía, entusiasmo, diversión, juegos, concursos y humor. Estos elementos son ideados específicamente para construir una cultura del salón de clases, incluyendo a los estudiantes.
- Constancia emocional. Sea un maestro emocionalmente constante para ganarse la confianza de sus estudiantes.
- Explique todo. Explique la lógica detrás de las reglas para que los alumnos sepan que existen para su mejor interés.
- Normalice el error. Haga ver a los alumnos que en clase las respuestas incorrectas son normales y tan importantes como las correctas.