El maestro utiliza en su clase una progresión sistemática. Empieza con la “instrucción directa”, exponiendo la información o los procesos más relevantes. Luego pasa a la “práctica guiada”, método consistente en trabajar con los alumnos con ejemplos o aplicaciones concretas. Por último, pasa a la “práctica independiente”, etapa de especial importancia en la que el alumno tiene la oportunidad de practicar por cuenta propia, pero a la cual debe cuidar que no pasen antes de tiempo. Entre las ocho técnicas específicas se destacan:
- El gancho. Cuando sea necesario, haga una breve introducción orientada a entusiasmar a los alumnos en el estudio del tema.
- Nombre los pasos. Enseñe a sus alumnos a aprender habilidades complejas, descomponiéndolas en pasos posibles de alcanzar y dándole un nombre a cada paso para ayudarlos a recordarlos más fácilmente.
- Pizarrón = papel. Como punto de inicio, logre que el alumno tome nota copiando exactamente lo que el maestro escribe en el pizarrón.
- Camine por el salón. Circule por el aula y haga responder y participar a los alumnos.
- Desglose. Si los estudiantes no tienen claridad, responda separando el problema en sus elementos constitutivos.
- Proporción. Propicie que los alumnos hagan tanto trabajo cognitivo como sea posible y de manera proporcionada: escritura, pensamiento, análisis, discurso.
- Verifique que lo entienden. Busque constantemente oportunidades para evaluar si los alumnos están entendiendo y con esos resultados haga algo de inmediato para mejorarlo.
- La práctica hace al maestro. Haga que los alumnos practiquen lo más posible la materia, y vuelvan a practicar.